MAYO 2023
Estimados Clientes y Amigos:
Dedicaré unas breves palabras a este tema en boga, sin duda disruptivo y controversial. ¿Tendrá la inteligencia artificial el mismo impacto que la llegada de la imprenta, del internet o de la tecnología “blockchain”? Solo el tiempo lo dirá. Lo cierto es, que su mera mención genera incertidumbre para muchos, especialmente, para quienes la ven como una amenaza a sus trabajos y profesiones.
Herramientas como ChatGPT, son solo la punta del “iceberg”, que están modificando la forma en la que buscamos información y podemos generar contenidos. El sistema está entrenado, no solamente, para generar respuestas particularizadas a partir de billones de entradas de datos, sino, incluso, para emitirlas bajo cierto “contexto” y hacer que dichas respuestas parezcan más “humanas”. No solamente genera eficiencia en el día a día (solucionando temas como, por ejemplo, conflictos de agenda entre personas), sino también, en el medio empresarial, fungiendo como “copiloto” de quienes toman decisiones o simplemente ejecutan tareas. Aunque este tipo de herramientas, por el momento, se limitan a formular sus respuestas en la forma de “textos”, no tardará el momento en el que se pondrán a disposición del público soluciones en la forma de imágenes, videos u otras formas interactivas, personalizadas al usuario.
Su aplicación es y será de forma “transversal” en prácticamente todos los campos del conocimiento. La educación, la medicina, las ciencias sociales y el arte, desde luego, se están viendo alcanzados por el fenómeno. Las empresas, consecuentemente, tendrán que aprovechar los nichos en los que la inteligencia artificial puede imprimir valor a sus productos o servicios.
En el campo de la propiedad intelectual, existen serias inquietudes derivado del uso de la inteligencia artificial.
¿Una máquina que crea una imagen o una canción, puede considerarse como “autora” de las mismas, según la Ley? ¿Es éticamente aceptable que programas como ChatGPT usen información sin el consentimiento de los titulares de las obras protegidas, e incluso sin otorgar el menor crédito autoral?¿Ello debe considerarse legal? ¿Y la privacidad de los datos? ¿Y qué sucede cuando la inteligencia artificial genera daños a terceros?
Todos estos cuestionamientos, actualmente en debate, nos ilustran los retos y riesgos aparejados con el uso de la inteligencia artificial. Las similitudes son evidentes con otros hitos tecnológicos pasados. Se deben aprovechar las oportunidades, al mismo tiempo que se cuidan los riesgos.
En mi opinión, debe abrazarse la transformación, experimentando en cada uno de nuestros campos para detectar las áreas de oportunidad. No obstante, los enormes retos que plantea la nueva tecnología, definitivamente deben abordarse bajo una “reserva responsable”. Debe buscarse la regulación legal inmediata, y el remedio jurídico firme en los casos en los que esta tecnología vulnere derechos de terceros o atente contra el interés público.
El factor humano, desde mi punto de vista, continuará siendo el “fiel de la balanza” en cada uno de los campos asistidos por la inteligencia artificial, y el ingrediente que les imprima mayor valor. Este debe ser el resultado de la ecuación que replantee la relación entre lo que hacemos los humanos, y el valor que le otorgamos a eso que hacemos. Al menos, es a lo que debemos apuntar en nuestras generaciones presentes.
Agradezco mucho su atención, y les envío un afectuoso saludo.
Lic. Sergio Arturo Soriano Lozano, LL.M.